Hoy más que nunca, Ecuador debe insertarse en la economía mundial como una sociedad justa, democrática y competitiva, que le brinde oportunidades de progreso y desarrollo a sus habitantes en especial a la juventud y la niñez.
En la década de los setenta y desde
el 2007, Ecuador tuvo una gran oportunidad con la exportación petrolera, y los recursos internacionales frescos. La realidad es que luego del fracaso de las políticas macroeconómicas
aplicadas por sus gobernantes, seguimos en una profunda
crisis económica. Si bien iniciamos el nuevo siglo con signos alentadores sobre la
viabilidad de nuestra sociedad, siendo palpables los deseos de cambio y de
participación de diversos estamentos para conseguir un país mejor, la realidad nos demuestra que no hemos avanzado mucho.
La búsqueda de ese país mejor
requerirá, de un compromiso social de trabajar en la construcción del entorno propicio para el desarrollo
sostenido. Se trata de un acuerdo y un compromiso entre todos (empresrios, estudiantes, sindicatos, jóvenes, grupos sociales, adultos mayores, etc.), para identificar y ejecutar las acciones
básicas que llevarán al país por el camino de una sociedad con más y mejores
oportunidades para el desarrollo y para la realización del potencial de cada
persona, grupo social y región, dentro de un marco de participación y justicia
social. Se trata, en pocas palabras, de trabajar conjunta y coordinadamente
entre todas las fuerzas sociales para identificar y remover los obstáculos que
impiden que el país avance por una senda de prosperidad, y equidad.
En este contexto se enmarca mi accionar, como ser humano, empresario y docente, fomentando y desarrollando el espíritu empresarial, el emprendimiento y la incubación de empresas en el Ecuador. Por
primera vez este tema se convierte en prioridad en la sociedad especialmente en
los jóvenes, porque responde a uno de los anhelos más arraigados en las personas
el “tener un mejor bienestar y desarrollo”.
En el orden social, las nuevas empresas, sobretodo las pequeñas y medianas, son
un eficaz mecanismo para generar empleo y redistribuir riqueza, y en el ámbito
económico las nuevas empresas generan valor,
dinamizan la economía y son fuente para la innovación y el desarrollo
tecnológico, contribuyendo de esta manera a fortalecer el tejido empresarial
del país.
En un entorno
globalizado como el actual, se privilegia la creación de empresas innovadoras,
rentables y competitivas, que se establezcan en la nueva industria del
conocimiento con un enfoque internacional y con vocación exportadora, ya sea
porque lo hacen directamente o porque participan activamente en las cadenas
productivas de empresas que llevan sus productos y servicios al mercado
internacional.
Es entonces el tiempo de desarrollar un grup de estrategias y mecanismos que cualquier
institución puede implementar para lograr desarrollo y prosperidad a sus
beneficiarios, generando desarrollo y progreso para el Ecuador en general. Es el momento de pensar estratégicamente y definir el Ecuador del 2050, al cual invito a construirlo.